PROBLEMA

Los estudios sobre jóvenes y tecnologías de información y comunicación (TIC) en México se han centrado en usos de internet en general y en ámbitos como educación, participación política, significados e identidad, faltando análisis que aborden la calidad de vida como dimensión del desarrollo humano.

Las encuestas sobre adopción de TIC en el mundo, especialmente sobre internet, reportan al grupo de jóvenes como usuarios sobresalientes por sobre otros segmentos de población. A esto se suman visiones tecno-utópicas que los identifican como “nativos digitales”, “digital nomads”, “knowmad” o “millennials”, caracterizándolos como usuarios con alto dominio de las TIC y deslocalizados. Sin embargo, cuestionamientos críticos enfatizan en la necesidad de datos empíricos que sustenten estas etiquetas, pues hay estudios que revelan desigualdades por edad, género y nivel socioeconómico, con relación a su calidad de acceso y uso de Internet; otros reportan a los jóvenes como usuarios de TIC crédulos, con bajo pensamiento crítico y que necesitan el apoyo del sistema educativo para desarrollar esa capacidad, o con un espectro de uso reducido a ámbitos de sociabilización y entretenimiento.

A estos problemas se suma que las condiciones laborales de los jóvenes universitarios mexicanos son precarias, según las últimas encuestas de ocupación y empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Pese a esta precariedad laboral, los jóvenes constituyen un bono demográfico con potencialidad para la transformación social; más aún cuando estos están siendo educados para afrontar los retos que esta sociedad neoliberal, globalizada e informacional demanda. Lamentablemente, los jóvenes universitarios mexicanos representan un porcentaje reducido, por lo que este estudio se enfoca en un grupo de élite cuyas capacidades pueden no estar alineadas para lograr condiciones de bienestar.